Como tantas otras veces, todo comenzó en un garaje. Steffen Leonhardt, profesor de la Universidad de Aquisgrán (Alemania), llevaba tiempo reflexionando sobre el número de accidentes que se evitarían si pudieran detectarse a tiempo problemas como los infartos. Un día, mientras conducía, pensó en lo útil que sería poder realizar electrocardiogramas durante la marcha. Y, al llegar a casa, comenzó a desmontar el asiento de su coche.
Su equipo trabaja hoy junto a la empresa automovilística Ford en el desarrollo de un sistema que permita vigilar el estado del corazón de los ocupantes de un vehículo y que, en caso de problemas, alerte al conductor o incluso a los servicios de emergencia de lo que está sucediendo en el interior del automóvil.
De momento, han desarrollado un prototipo que ya es capaz de medir el ritmo y el funcionamiento cardiaco a través del asiento del coche; es decir, sin necesidad de colocar electrodos pegados a la piel, como es habitual.
SIN CABLES. A través de varios sensores metálicos colocados en el respaldo y una tecnología que permite amplificar los impulsos eléctricos del corazón, el sistema puede detectar en un alto porcentaje de los casos cualquier alteración potencialmente peligrosa. Y no necesita cables, enchufes ni ninguna otra infraestructura que distraiga al conductor mientras está al volante.
"Permite detectar problemas graves como arritmias o incluso infartos, pero también otros trastornos, como alteraciones del ritmo cardiaco a causa del estrés", ha explicado Leonhardt a El Mundo.es.
Aunque sus investigaciones están avanzadas, este especialista aún no sabe cuándo podría estar disponible este coche, ya que quedan por definir algunos detalles importantes. "Aunque es bastante eficaz, hemos visto que funciona mejor si se circula por autopista que en carreteras menos estables y es algo que estamos intentando solucionar", indica.
La-razon.com
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