Sonríe y bromea sin parar, y no evita ninguna pregunta, ningún tema de conversación.
De nuevo en España...
Sí, y me encanta. No solo he venido para trabajar: alguna vez, hasta estuve de vacaciones. Fueron dos semanas maravillosas: aterricé en Barcelona, alquilé un coche y recorrí Valencia, Sevilla... Solo hubo un problema: ¡engordé casi nueve kilos! Todos los días me decía ¡hoy no, hoy no comeré jamón otra vez! Pero siempre caía de nuevo, en cuanto me levantaba.
Ahora hace de la madrastra de Blancanieves: debe de ser divertido.
Era un sueño. Es un personaje aterrador, pero muy irónico. Así que decidimos darle una vuelta, sorprender al público. Y sí, ha sido divertido e interesante explorar un alma tan maligna.
¿Cómo se sentía siendo tan mala?
En primer lugar, pretendíamos que fuera alguien real, impactante en el plano emocional, pero creíble. No queríamos crear un personaje fantástico, de cuento.
¿Por qué nos gustan tanto los villanos?
Porque disfrutamos viendo a la gente hacer cosas espantosas. Porque somos morbosos: todo el mundo circula más despacio cuando hay un accidente de tráfico. Los malvados de las películas son muy reales, nos recuerdan a gente a la que conocemos, y algo más: representan cosas de nosotros mismos. Hay mucho de mi personaje en mujeres que conozco, pero también lo hay de Blancanieves. Las películas son un espejo: nos sentamos a verlas y descubrimos cosas de nosotros mismos. Por eso actuar es maravilloso, porque te permite liberarte.
Su personaje está obsesionado con no envejecer, con ser la más bella. ¿Es una obsesión muy de Hollywood?
Pero... la historia se escribió un poco antes de crearse Hollywood, ¿no? (Risas) No, en serio: la historia refleja algo importante, y es que las mujeres y los hombres vivimos un proceso de envejecimiento físico muy distinto. Es algo social, es la sociedad la que así lo ha decidido. Cuando un hombre envejece, decimos que es como un buen vino, que ha mejorado; en cambio, las mujeres... nos tratan como a flores secas a las que hay que cambiar porque afean el jarrón. Así que las mujeres tendríamos que tomar el control y evitarlo.
¿Pasará eso algún día?
No lo sé. Pero no tendría que pasar solamente en Hollywood, sino en todo el mundo. ¿Por qué el mercado de los productos de belleza gana tantísimo dinero? Porque creo que no somos solo las actrices las que los compramos.
¿Qué significa la belleza para usted?
Las mujeres más bellas son, en mi opinión, las que han sido capaces de crear su propio camino, las que manejan su vida y no dependen de nadie. La mujer independiente es la más bella. Crecí admirando a las actrices que representaban eso: Katharine Hepburn, Susan Sarandon, Emma Thompson...
¿Y usted? ¿Ha tenido que superar muchos prejuicios por su belleza?
¡Sé que gané el Oscar porque salía fea enMonster! (risas) Es broma, espero no haberlo ganado solo por eso, sino que tuviera algo que ver, también, con mi habilidad como actriz. Pero es cierto que, sobre todo al principio, sentía esos prejuicios. La gente cree que si eres guapa, no sabes hacer nada. Por eso siempre quise ir más allá. Es verdad que anuncio productos de belleza, pero eso no tiene nada que ver con el cine. Cuando trabajo como actriz me preocupan mis personajes, las películas, y no si estoy o no guapa.
Pasan los años, pero está espléndida. ¿Cómo se siente con el paso del tiempo?
Para empezar, creo que soy mejor actriz, porque tengo mucha más experiencia. Pero eso es algo que le pasa a cualquiera, ya sea actor o cualquier otra cosa: si te dedicas a algo durante muchos años, cada vez lo haces mejor.
Además, ahora es madre –ha adoptado a un bebé, Jackson–. ¿Algún consejo para los futuros padres?
¡Felicidades...! ¡Pero yo también necesito consejos! Ya verán: disfrutarán de cosas como no dormir en toda una noche; les encantará levantarse destrozados y, sin embargo, pasarse la mañana sonriendo como idiotas, porque se sentirán las personas más felices del mundo. Los amigos te dicen ¿qué te pasa?, ¿por qué tienes esa cara, esas ojeras?, ¡pero no te importa, porque eres feliz!
¿Qué mundo cree que verá su hijo? ¿Mejor o peor que el actual?
Siempre soy optimista. Tenemos que serlo. Al ser madre, te haces preguntas más importantes que las que te planteabas antes. Entiendes mejor tu vida. E intentas superarte. Antes, pasaba épocas en las que solo me apetecía ponerme el pijama y quedarme dos meses en casa, sin hacer nada. Ahora, en cambio, me siento con muchas ganas de trabajar, aprender, mejorar y conocerme cada vez mejor a mí misma.
Charlize en las distancias cortas
¿Les parece guapa en las fotos y en las películas? Deberían verla al natural... De primeras, cuesta articular palabra ante una belleza así, aunque pronto la propia actriz se encarga de hacerte sentir a gusto: elogia la ropa del entrevistador, sonríe, bromea sin parar... Y, por supuesto, físicamente es impresionante: altísima, figura espectacular, piel perfecta y el rostro que todos conocemos. Por algo es, claro, Charlize Theron.
Creció en una granja
Charlize Theron nació en Sudáfrica, cerca de Johannesburgo, en 1975, y se crió en una granja. Es hija única y en su adolescencia vivió un duro trago: su padre, un alcohólico que había atacado a su madre y a la propia Charlize, murió después de que su mujer le disparara para defenderse. Charlize empezó a trabajar como modelo y bailarina, pero pronto su madre la envió a EE UU para que probara suerte como actriz. Saltó a la fama con películas como Pactar con el diablo y Mi gran amigo Joe. Ganó un Oscar en 2004 por Monster. // 20 minutos
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