El cómic español para adultos está en auge

Una inusual película está estos días en cartelera: Arrugas, una historia sobre el alzhéimer, nominada a dos premios Goya (mejor guión adaptado y mejor película de animación), que también estuvo preseleccionada para los Oscar. Está basada en el cómic homónimo de Paco Roca, que recibió el Premio Nacional de Cómic 2008, entre otros muchos galardones, y que actualmente es un gran éxito de ventas: lleva 50.000 ejemplares vendidos (una cifra sobresaliente para un cómic español) y va por su octava edición.

Otro Premio Nacional de Cómic, El arte de volar (2010), del guionista Antonio Altarriba y el dibujante Kim, fue nominado este año al Gran Premio del Festival Internacional de Angulema, el más prestigioso del mundo en su área. No se llevó el galardón, pero su edición francesa, que salió al mercado la pasada primavera, ya va por su sexta edición y ha vendido 30.000 ejemplares. Además, la obra se publicará próximamente en otros países como Turquía, Corea, Alemania, Italia y Brasil.

Cómic españolEsto es solo la punta del iceberg. La novela gráfica realista ya no es cosa de minorías: se trata de un fenómeno que lleva gestándose muchos años y que ahora se está haciendo mediático. "Ha conectado con un nuevo público, con lectores que no eran aficionados al cómic", confirma Laureano Domínguez, editor de Astiberri.

Para Montserrat Terrones, de La Cúpula, el realismo contemporáneo y costumbrista siempre ha estado ahí, desde los años sesenta y Robert Crumb: "De alguna manera él ha sido el predecesor de la novela gráfica actual, permitió ampliar la temática, le dio el carácter adulto y estableció el concepto del cómic de autor". Hasta entonces, apunta Montserrat, los que más se conocían eran los cómics de superhéroes y de fantasía. "Después irrumpieron Maus [único cómic con premio Pulitzer] y Persépolis, y se produjo una eclosión que permitió que la novela gráfica fuese conocida por el gran público y que el cómic entrara en las librerías generales, no solo en las tiendas de cómics".

Ahora, Arrugas y El arte de volar han logrado que la fiebre por la novela gráfica se asiente en España. "Una persona que se haya leído Arrugas acabará leyendo otras novela gráficas", asegura Montserrat.

Antonio Altarriba, autor de El arte de volar, coincide en este punto: "Se están incorporando muchos lectores y sobre todo lectoras. Hay muchas que vienen a las firmas y es importante que se incorpore el público femenino, hasta ahora casi inexistente. Este formato parece que conecta con su sensibilidad".

Un cómic muy personal

La novela gráfica realista se desarrolla en un mundo cercano y cotidiano, suele tener un alto componente biográfico; sus historias afectan de manera personal al autor, muchas veces son relatos en primera persona. Su objetivo no es reivindicativo, pero sí puede abrir los ojos a realidades y situaciones sociales diferentes. Buenos ejemplos de ello son Ghost World (Daniel Clowes), Píldoras azules (Frederik Peeters), Blankets (Craig Thomson), Palomar (Gilbert Hernández), y novedades como Pagando por ello, de Chester Brown.

Y si la novela gráfica realista española está experimentado un gran auge, no solo dentro de nuestras fronteras sino también fuera (el Festival de Angulema dedicó dos exposiciones al cómic español en su última edición) ha sido gracias a editoriales como Astiberri, Edicions de Ponent, Sins Entido o Dibbuks, que llevan años apostando fuerte por el producto patrio. Ahora se les une ¡Caramba!, que nació en junio de 2011 y que está causando furor con una de sus primeras obras, basada en un webcómic: Let's Pacheco, de las hermanas Carmen y Laura Pacheco, una aproximación a su familia con su particular padre como protagonista indiscutible.

Otros títulos nacionales destacables son ¿Quién ama a las fresas? (Clara-Tanit Arqué) sobre una adolescente que se siente excluida, y Rest In Peace, de Felipe Almendros, sobre la lucha del autor contra la depresión y la agorafobia. Y no falta quien ironiza con el fenómeno: En Otra puta novela gráfica, de Jorge de Juan, el autor cuenta solo con una semana para dar con un buen drama social que le sirva como argumento.

Una catarsis para el autor

A sus 90 años, el padre de Antonio Altarriba se suicidó arrojándose por un balcón. Torturado por la culpa, el hijo comenzó a escribir la historia de la vida de su padre. "El cómic tiene un lenguaje muy expresivo para contar las inquietudes personales", asegura Antonio. "Saqué lo que tenía dentro, que era mucho. Quería contarlo en profundidad, hasta lo reprochable. Estaba rozando la depresión y me aferré a la escritura para soltar la rabia y el dolor, para echarlo fuera. Y funcionó". Altarriba asegura que ahora se siente en paz. "El inconveniente es que no he enterrado a mi padre, lo llevo siempre encima, su presencia es continua, pero ya estoy bien con él".

5 preguntas a Paco Roca

El autor de Arrugas también ha publicado Memorias de un hombre en pijama.

1. ¿Prefiere hablar de sí mismo o de los demás?
(Risas) Siempre es más fácil hablar sobre uno mismo, aunque da más vergüenza. Pero incluso cuando hablas de los demás también hablas de ti mismo.

2.¿Qué aporta este tipo de cómics frente a otros?
Tienen más libertad respecto al formato y a los temas que tocan.

3. ¿Lo ha cogido desprevenido el éxito de Arrugas?
Sí, de todo lo que había hecho era lo menos comercial: una historia sobre la vejez, el aburrimiento, la monotonía...

4. ¿Le ha cambiado el éxito como autor?
Te cambia para lo bueno y para lo malo: todo lo que haces tiene más repercusión, pero también te da más miedo arriesgar.

5. ¿Dibujó Arrugas en pijama?
Sí, es parte de la libertad del autor: estar en pijama todo el día.// 20minutos.es

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