Ayer por la noche entré a una cafetería de mi ciudad, con toda la intención de sentarme un rato a leer un cómic que traía en la mochila. Algo debe saberme la vida que (¡oh, sorpresa!) me topé con una caja repleta de ejemplares viejos. Instintivamente, me acerqué a verlos y me brillaron los ojos al darme cuenta de la cantidad de tesoros que estaban ahí, arrumbados y desatendidos. “¿Los vende?”, pregunté al dependiente, a lo que me contestó que cada tebeo estaba en siete pesos mexicanos (60 centavos de dólar ó 40 céntimos de euro). Voraz, me puse a arreglarlos para ver cuántas series estaban medianamente completas. Tras evaluar el potencial, decidí llegar a un arreglo y me dieron cerca de 150 cómics por $500 pesos (43 dólares ó 30 euros).
Muchos fanáticos del género solemos toparnos con ofertas de este tipo. Las tiendas de cómics suelen colocar algunos tebeos viejos dentro de cajas de cartón, con la esperanza de que algún coleccionista o aficionado lo rescate. Estos ejemplares, ofrecidos a precio de saldo, pululan en los mercados de pulgas, en las ventas de garage o en los lugares menos esperados. ¿Cómo saber si vale la pena invertir en algunos cómics antediluvianos? Para eso, les sugiero considerar estos cinco puntos:
1. Rareza del título
Bien dicen que lo que es basura para unos, es un tesoro para otros. No son pocas las historias de gente que encuentra cómics rarísimos, ediciones de lujo o series de colección en estas ventas. No digo que te vas a encontrar un Fantastic Four #1 en perfectas condiciones, pero te puede pasar como en mi caso, que hallé el primer ejemplar de Jinx en inglés: un cómic independiente de Brian Michael Bendis, publicado en 2000, antes de que fuera un autor reconocidísimo en la industria.
2. Arcos completos
Muchas veces, la gente que vende cómics viejos es descuidada y los pone en un total desorden. Esto es un peligro para el comprador, pues hay gente que se hace de uno o dos ejemplares y puede dejar incompleta una colección. Si el dueño te lo permite, ordena los cómics para buscar arcos o sagas completas. En mi caso, me topé con los seis números de Marvel Knights de 2002 o con más de 20 cómics consecutivos de Fantastic Four entre diciembre de 1999 y diciembre de 2001.
3. Estado físico
Por supuesto, un cómic en buen estado tiene mucho más valor. Aún así, te recomiendo que no los rechaces sólo porque tengan alguna enmendadura o tachadura —incluso, si les llegara a faltar la portada—. Míralo como un reto de curaduría. En mi caso, hay unos cuantos ejemplares que tienen un maltrato considerable. Lo importante no es sólo el estado en el que los recibes, sino cómo los mantienes. Recuerda que tú serás el nuevo dueño, y muchas veces se hacen milagros con un poco de cinta y paciencia.
4. Valor sentimental
A mi parecer, lo más importante. Los cómics viejos tienen ese aire de cápsula del tiempo. Yo me topé, por ejemplo, con varios ejemplares de Ghost Rider cuyo arte noventero —colores chirriantes y estética cyberpunk— me conquistaron. Otros más son títulos a los que me enganché cuando era más chico, como el caso de Gen13. Lo mejor es cuando nos tocan algunos reencuentros. Casi suelto una lágrima al toparme con ejemplares en español de Fantastic Four —editados en 1995 por Vid, en formato flipbook— que leí cuando tenía nueve o diez años. Si te conmueve, cómpralo.
5. Volumen de la compra
Por último, negocia con el vendedor sobre el volumen de compra. Cuando separé los cómics que me interesaban, me di cuenta que, de respetar el precio de menudeo, me gastaría una pequeña fortuna. Así que me acerqué con el dueño y le comenté que tenía pensado llevarme muchos títulos, pero que prefería hacerle una oferta por toda la caja de cómics. Mi argumento es que, si me llevaba todas las colecciones que había separado, sólo le dejaría tomos individuales que prácticamente nadie iba a querer. El vendedor accedió y me las dio a un precio muy razonable, entendiendo que para él, era una forma de sacar dinero de un producto que casi nadie compra.
Espero que estos consejos te hayan servido. En lo personal, también recomiendo tomar en cuenta algunas cuestiones técnicas como el arte de los títulos —en mi caso, me encontré con el trazo de Salvador Larocca (dibujante de Stark: Dissasembled) en Fantastic Four— o **la dificultad de encontrar ese título en tu país. Además, siempre es divertido sumergirte en las historias clásicas y en el aroma a papel viejo. ¡A salir de cacería!
Vía: Alt1040
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