La venerable Sociedad de Ilustradores de los EE UU -una organización gremial fundada en 1901- se ha tomado su tiempo. Acaban de caerse rendidos oficialmente ante la obra de Robert Crumb (Philadelphia, 1943), que en agosto cumplirá 68 años.
En el Museum of American Illustration de Nueva York, gestionado por la sociedad de ilustradores, organizan la exposición R. Crumb: Lines Drawn on Paper (R. Crumb: líneas dibujadas en un papel), que saluda al autor como "revolucionario" y primera figura del "cómix underground", el más alejado de la industria editorial tradicional.
"El más grande de todos"
Los ilustradores emplean una cita del director de cine Jim Jarmusch para encabezar el argumentario del homenaje: "Hogarth, Grosz, los hermanos Fleisher, Tex Avery, Charles Addams, etc., eran grandes artistas. También lo es R. Crumb. Quizá sea el más grande de todos".
Las cuatro décadas de Crumb como paladín del cómix (nada que ver con el cómic, disciplina académica puesta en solfa por conservadora y esclerótica por los underground) son calificadas como de un nivel de creación "inimitable" por saber crear "iconos de la contracultura" como, entre otros, Fritz the Cat, Mr. Natural, Shuman the Human, Bo Bo Bolinski, Horny Harriet y Boingy Baxter.
Con sus personajes (de los cuales el más importante tal vez sea Crumb mismo, analizado, despedazado y mortificado por su creador), el dibujante y guionista ha "deconstruido el libro de cómic estadounidense, revolucionándolo formalmente para siempre". El impacto de su estilo, añaden, "aún es palpable en el mundo entero".
Ideas y trabajo gratuito
R. Crumb: Lines Drawn on Paper, que se clausura el sábado de la semana que viene, recopila noventa piezas de la enorme obra del artista. Hay dibujos originales para portadas e historietas de algunas de la revistas underground más rompedoras (parte de ellas impulsadas con dinero o esfuerzo, ideas y trabajo gratuito por el propio Crumb): Head Comix, The East Village Other, Snatch Comics, Big Ass Comics y Weirdo.
No faltan números, por supuesto, de ZAP, el fanzine que Crumb dibujaba de la primera a la última página y distribuía en persona por las calles de San Francicso en 1967. Con el tiempo la revista se convirtió en punto de encuentro de otros dibujantes underground: S. Clay Wilson, Victor Moscoso, Rick Griffin y Gilbert Shelton.
De acuerdo con el espíritu de los tiempos y porque era tipos consecuentes con lo que predicaban en su obra, se negaban a dibujar para las grandes empresas editoras. Preferían la distribución autogestionada y la rebeldía. Crumb se dió el gusto de rechazar hacer una portada de disco para los Rolling Stones, pero le regaló otra al grupo de su amiga Janis Joplin.
Hijo de un marine violento y una madre ultra católica y adicta a las anfetaminas, Crumb y sus cuatro hermanos encontraron en los cómics y los dibujos animados un mundo paralelo y dulce. Luego llegaría la explosión hippie, de la que formó parte sin desearlo ("nunca fui uno de ellos, sólo tengo una pasión en la vida: el sexo") y algunos pleitos por supuesta pornografía.
Llamado, no sin razón dada su satírica y caústica visión de la vida, "el Brueghel de nuestro tiempo", comparado con Mark Twain por su afiladísimo humor, Crumb vive desde 1991 en el sur de Francia con su esposa Aline, una de esas mujeres que, como las heroínas de sus cómix, tiene músculos y puede levantarte en vilo. Toca el ukelele, escucha su pasmosa colección de viejos discos de jazz y blues rural, y, de vez eb cuando, recibe homenajes tardíos.
Vía: 20 minutos
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