Scarlett Johansson: "Nunca he vendido mi intimidad"

La entrevista está a punto de suspenderse: Scarlett Johansson ha cancelado todas las de la mañana por levantarse indispuesta (la versión extraoficial asegura que, tras una fiesta la noche anterior, se ha quedado dormida). Pero finalmente, a las dos de la tarde aparece puntual. Y demuestra por qué es el mayor icono sexual femenino del Hollywood actual.

Acabo de leerlo: tendrá su estrella en el Paseo de Hollywood.
¡Sí! ¡Por fin! (risas). Para ser sincera, no sé quién decide esas cosas... ¿Te nominan? Lo que es seguro es que solo tendré que recibirla y dejar mis huellas, pero será emocionante. ¡Seré la protagonista, pero me sentiré como un fan del cine!

No sabe quién lo ha decidido, pero sabrá por qué la recibe.
Llevo casi 20 años en esta industria: he trabajado desde que era una niña, y ahora me siento como un pequeño y anciano monstruo. He crecido, y este tipo de cosas me hacen pensar: "¡Mierda, cuántas cosas me han pasado!".

La última, volver a meterse en la piel de la Viuda Negra.
Era un personaje que ya había hecho en Iron Man 2, así que la conozco bien: es una tía sexy, cojonuda, una supermujer, así que todo consistía en estar a su altura. Tenía que ser dura pero al mismo tiempo mostrar felicidad por estar rodeada de todos esos superhéroes.

Por cierto, ¿cómo la trataron, siendo la única chica?
No sé... ¡Que te lo digan los otros actores! Dependía del día, pero siempre me encontré a gusto. A veces me sentía como una princesa; otras, como un marimacho... En todo caso, nos conocíamos todos. De otras películas, de Nueva York... Ya éramos amigos.

Hablábamos antes de su carrera: ¿cómo la han vivido, por ejemplo, sus padres? ¿Cómo es ser padres de una niña que se convierte en una célebre actriz?
Están orgullosos, desde luego. Creo que soy una buena chica. Por ejemplo, me parezco bastante a mi padre: como él, soy seca cuando me conoces, parece que lo digo todo muy en serio, pero creo que tengo un buen sentido del humor. Quizá sea la sangre danesa... Respecto a mi madre, es judía. ¡Con eso lo digo todo!

¿Y usted? ¿Cómo fue convertirse, tan joven, en estrella?
Siempre he vivido en Nueva York, y desde que era una niña pequeña y conseguía mis primeros trabajos, mi madre me insistió en que debería intentar llevar una vida normal, pasara lo que pasara. Así que fui a la escuela, tuve a los típicos amigos del vecindario, iba a campamentos juveniles...

Pero desde joven se convirtió en el objetivo de los medios...
No tanto: quizá sueno antigua, pero creo que entonces los medios de comunicación tenían otro comportamiento. Los actores actuales desde muy jóvenes son acosados por la prensa. No solo eso: reciben muchas críticas, puedes leer cosas horribles escritas sobre ellos. Cuando yo era una cría no me importaba la fama: solo me dedicaba a trabajar, pero tampoco recuerdo haber tenido que enfrentarme a un acoso constante. Ahora veo a niñas de 14 años, como Elle Fanning, a las que persiguen todo el día para sacarles unas fotos, y es una locura. Hay que tener una gran familia para poder sobrevivir a algo así.

Usted, ahora, también puede quejarse de los medios.
Sí, no es fácil. Valoro mucho mi vida personal, mi intimidad. Nunca he intentado vender, o explotar, mi vida, mis sentimientos o mi intimidad, pero aún no he descubierto la forma de que otros también los respeten, así que solo me queda protegerme. Me asombran otros actores que saben jugar con eso: hablan de su vida en Facebook, sacan fotos en Twitter, y lo transforman en algo positivo. Yo no sé hacerlo.

Volvamos a hablar de superhéroes: ¿quién es el suyo en la vida real?
Dios mío... ¡Hugh Jackman! ¿Has visto cómo canta y baila? Es fascinante. Increíble. Mataría por hacer algo así.

Por cierto, usted canta. ¿Cuándo sacará otro disco?
Espero que pronto... Ojalá. Pero necesito más tiempo.

Y, además de muy ocupada, ¿cómo está ahora mismo?
Muy centrada en mi trabajo. Y también sensible: me he dado cuenta de que todos, y uno mismo, no somos siempre el blanco o el negro, sino muchos grises.

FamosasCómo es la actriz cara a cara

Expectación: Cuando la entrevistamos hace dos años no estuvo ni simpática ni muy guapa. Horrible peinado, vestido rosa, aspecto de pastelito yanqui... ¿Un mito sobrevalorado?

Atractiva: Esta vez, la cosa cambia. Scarlett  lleva el pelo rubio, corto y recogido. Viste sandalias y pantalones pirata negros. Y una camiseta blanca de algodón, suelta y con tirantes, que destaca su generoso pecho.

Tatuajes: Dos, al menos a la vista. En la muñeca derecha, la actriz luce una pulsera negra tatuada, una especie de hilo que, de lejos, parece un adorno de verdad y que en más de una foto tapa con un reloj o una muñequera. En el antebrazo izquierdo, algo más llamativo, encontramos un extraño tatuaje circular que la actriz esconde al terminar la entrevista, cuando pide una manta porque en la habitación hace frío. Antes, nos ha dado tiempo a ver un paisaje multicolor y esférico en el que brilla el sol sobre el perfil de una montaña, unas apacibles olas y el cielo.

Vozarrón: Otra de sus grandes virtudes, aunque diga de sí misma que tiene «la voz de un Husky». Johansson juega con su ronca voz y habla con susurros, hasta subirla de pronto para, casi siempre, bromear.

¿Entonces?: Pues qué quieren que les diga: que las hay más deslumbrantes (Charlize Theron), llamativas (Jessica Biel) o divertidas (Eva Mendes), pero que ella es única. Es el triunfo de una bajita con curvas frente a un ejército de esqueletos. Es la sensualidad de una mujer que juega a ser una resabiada niña. En resumen: es una estrella. Scarlett.// 20 minutos

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