Rowan Atkinson, una seria máquina de fabricar carcajadas

Como todo buen cómico Rowan Atkinson es, en persona, un tipo de lo más serio. También es elegante y dueño de una preciosa voz, pero al mirarlo uno sigue viendo a Mr. Bean, el personaje que lo catapultó a la fama. Ahora Atkinson está en España presentando Johnny English returns, que estrena el viernes y donde vuelve a disfrazarse de calamitoso agente secreto.

"Creo", explica el actor con sus ojos a media asta, su temblorosa barbilla y un impecable traje azul, "que la película puede funcionar bien en España. La crisis es grave, pero espero que el ocio sea una de las últimas cosas en las que la gente ahorre, y confío en que los españoles aún quieran ir al cine".

Para convencerlos, Atkinson encabeza una secuela rodada con más dinero, "por lo que la película es más grande y más glamourosa": "Ya no es una simple sucesión de chistes, sino que la historia está más desarrollada: si pones una broma en un contexto más serio el humor destaca más. La persona más cómica en una habitación es siempre la que menos sonríe: por eso English, en una trama más detectivesca y rodeado por actores más serios, funciona mejor. No sé si hay menos humor en esta segunda entrega, pero es un humor menos tonto".

Fuera tonto o listo, el humor que hizo célebre a Atkinson fue el de Mr. Bean, el personaje que encarnó en la televisión entre 1990 y 1995 y que también llevó al cine. "Siempre me lo pasé muy bien interpretándolo", reconoce, "porque es un personaje fantástico, la anarquía total, un niño atrapado en el cuerpo de un hombre. Egocéntrico, despreocupado, mala persona... Todos esos defectos le hacen más apasionante. English es más agradable. Podría ser mi amigo. Mr. Bean no: solo se quiere a sí mismo".

¿Jubilará entonces, como se ha dicho en algún medio, al personaje? "Nunca digas nunca jamás", dice sonriendo, "pero es probable. No es que me aburra, es tan repulsivo como fascinante, pero lo veo como un dibujo animado: alguien sin edad. Yo sí envejezco, así que preferiría dejarlo como hace 20 años".

El hombre con cara de político

Es cierto: se parece a José Luis Zapatero, como reconoce: "No lo conozco en persona, pero entiendo que se comente". ¿No cree, además, que los políticos son aún más ridículos que los personajes que interpreta? "Les pasa", dice, "lo mismo que a English: están poseídos por una enorme capacidad de autoengañarse. Si no se sienten responsables de la crisis que han provocado, ¿cómo vamos a esperar que la solucionen?".// 20minutos.es

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